lunes, 28 de enero de 2008

BIG BROTHER.

Ayer por primera vez vi Gran Hermano completo:
Y sí, ¿Por qué Diego -el ex convicto- era intocable?
Chapeau, la barra.

Ahora dirán: la gorda mostró la hilacha.

No me importa. Marianela llegó a la final, para disgusto del filósofo Jorge Dorione y yo la avalo.

Me parece que al echar al ex convicto el público expresó su deseo de no ser víctima de
manipulación bighermanista y la sanción no fue contra él sino a favor de él.

Y Juan, el autonominado que da igual, de tan inocente... me hace sospechar.

Pongo las fichas por Sebastián. Los gays abusados son sentimentalmente favorecidos por esa franja horaria.

¿Me perdí a la Suller en enagua?
Recórcholis. Zambomba. Rayos y centellas.
Zaz. Kapanga. El otro yo.
Ayyyyyyyyyyy... eso sí que no tiene perdón del epis-copado por los patinelistas.

Fin del comentario. Continuaré con mis tareas habituales, orando, levitando, leyendo las églogas de Virgilio en latín, glosando a Santo Tomás y resolviendo los enigmáticos problemas de la acaso descubierta por mí cuadratura del círculo.

Mañana develaré a la humanidad cual es el sexo de los ángeles.
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