jueves, 7 de febrero de 2008

LAS SANDÍAS DE MI DESESPERANZADO PAÍS.

¿Quién se quedará a tocar pitos y cornetas para alcanzar el NUEVO MILENIO?


Yo voy cerrando y mañana me perderé la festichola... buaaaaaa....







Para ver si esta noche tocamos los mil y hacemos una orgía como propone y propina mi primo lejano Gustavo Correa, les recitaré una égloga, que pueden saltearse, total es un copia y pegue de un poema de mi blog Premio Consuelo para Lucía Folino.


LAS SANDÍAS DE MI DESESPERANZADO PAÍS.

En mi desesperanzado país,
la gente arroja las semillas de sandía
en el jardín
y a los dos meses descubre
con un asombro digno de los cuentos de Quiroga
en exuberantes Misiones redentoras,
que nacieron cincuenta sandías gigantes;
y nadie se agachará a recogerlas.

Tampoco se intranquiliza por la inminencia
de una guerra nuclear, y todos dicen sandeces
(para continuar con el hilo y las sandias)
que reconfortan el alma:

Despreocupémonos.
No se ganó Zamora en una hora.
"La argentinidad al palo" borracho,
de la avenida 9 de Julio.


Con rescoldos de una ingenuidad evidente.
me calcé mis guantes de seda,
sediciosos, arrogantes,
no sea que me tomara desprevenida
Titanes en el ring,
embalados para regalo.


Me preguntaba hasta donde
llegarían los tentáculos del pulpo negro
americano
que hace flamear banderas con rayas
y estrellas de Sagrada Madera
en Hollywood y Allen
como un pasaporte al paraíso,
cuando por fin cesó la tormenta
y creí ver la luz del sol
orando a favor nuestro.


Riiiiiiiiiiingggggggg despertador
y el sabor de victoria,
todavía en pijamas.


Seguir rodeando
"la gran manzana podrida" traerá consecuencias
más embarazosas aún
(para todos)
así que,
ruego no abstenerse de provocar
daños innecesarios
a la producción de fantasmas del siglo XXI
y recoger las sandías
antes de la Cuaresma.